El reflujo gastroesofágico: síntomas, causas y tratamiento.

El reflujo gastroesofágico: síntomas, causas y tratamiento.

Sintomas del reflujo gastroesofágico

El reflujo gastroesofágico (ERGE) es una afección en la cual el contenido del estómago, como el ácido gástrico y los alimentos, regresa al esófago debido a un mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior (EEI), una especie de válvula muscular que separa el esófago del estómago. Esto puede causar síntomas como acidez estomacal, regurgitación, dolor en el pecho, tos crónica y problemas para tragar.

Causas del ERGE:

Reflujo gastroesofágico ERGE
  1. Relajación del EEI: Una de las principales causas del ERGE es la relajación inapropiada del esfínter esofágico inferior, lo que permite que los contenidos gástricos vuelvan al esófago.
  2. Hernia de hiato: Cuando la parte superior del estómago se desliza hacia arriba a través del diafragma, puede debilitar el EEI y provocar reflujo.
  3. Dieta y estilo de vida: Consumir comidas grandes, grasas, picantes o ácidas, así como el consumo de alcohol y tabaco, pueden aumentar el riesgo de ERGE.
  4. Obesidad: El exceso de peso puede ejercer presión sobre el estómago, lo que puede contribuir al reflujo.
  5. Embarazo: El aumento de la presión abdominal durante el embarazo puede provocar reflujo.
  6. Factores genéticos: Existe cierta predisposición genética a desarrollar ERGE.

Tratamiento:

Perder peso

Dependerá de la gravedad de los síntomas, este sería el orden el orden de las medidas a adoptar:

  1. Cambios en el estilo de vida: Esto puede incluir perder peso si es necesario, evitar alimentos que desencadenen los síntomas (como comidas grasosas, picantes y ácidas), no acostarse inmediatamente después de comer y elevar la cabecera de la cama para reducir el reflujo nocturno.
  2. Medicamentos: Se pueden usar medicamentos de venta libre o recetados para reducir la producción de ácido gástrico o fortalecer el EEI. Algunos ejemplos incluyen los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y los antagonistas de los receptores H2.
  3. Cirugía: En casos graves o cuando otros tratamientos no son efectivos, se puede considerar la cirugía para fortalecer el EEI o corregir una hernia de hiato.

Es importante consultar a un médico si experimentas síntomas de reflujo gastroesofágico para que puedan evaluar tu situación específica y recomendar el tratamiento más adecuado. El tratamiento temprano y la adopción de cambios en el estilo de vida suelen ser efectivos para controlar la mayoría de los casos de ERGE.

Alimentos menos propensos a provocar reflujo:

Comida sana

Si padeces de reflujo gastroesofágico (ERGE) o estás tratando de prevenirlo, es importante conocer qué alimentos suelen ser menos propensos a provocar síntomas de reflujo. Aquí tienes una lista de alimentos que generalmente son menos propensos a causar reflujo gástrico:

  1. Vegetales no ácidos: Los vegetales como el brócoli, la col rizada, las zanahorias, las espinacas y los pepinos son bajos en acidez y suelen ser bien tolerados por las personas con ERGE.
  2. Manzanas y peras: Estas frutas tienden a ser menos ácidas que las cítricas y son una buena opción para los afectados por el reflujo.
  3. Bananas: Las bananas son naturalmente bajas en acidez y pueden ser una excelente fuente de energía y fibra sin provocar reflujo.
  4. Avena: Los alimentos ricos en fibra, como la avena, son generalmente bien tolerados y pueden ayudar a mantener bajo control el reflujo.
  5. Arroz y pasta integral: Estos granos enteros suelen ser menos propensos a desencadenar el reflujo que los alimentos ricos en grasa y salsas picantes.
  6. Pechuga de pollo o pavo sin piel: Las carnes magras, como la pechuga de pollo o pavo sin piel, son opciones de proteínas menos grasas que las carnes rojas y son menos propensas a causar reflujo.
  7. Pescado: El pescado, en particular las variedades magras como el salmón y el bacalao, es una excelente fuente de proteínas que tiende a ser más fácil de digerir que las carnes grasas.
  8. Productos lácteos bajos en grasa: Opta por productos lácteos bajos en grasa, como leche desnatada y yogur, en lugar de las versiones enteras, ya que las grasas pueden relajar el esfínter esofágico inferior.
  9. Huevos: Los huevos cocidos, revueltos o hervidos son opciones de proteínas que generalmente no desencadenan el reflujo.
  10. Té de hierbas y agua: Evita el té negro y el café, que pueden aumentar la acidez. En cambio, elige té de hierbas sin cafeína y agua para mantener una hidratación adecuada.

Alimentos y hábitos a evitar:

comidas no saludables

Cuando se trata del reflujo gastroesofágico (ERGE), algunos alimentos y hábitos alimenticios pueden aumentar la probabilidad de experimentar síntomas. Aquí hay una lista de alimentos y factores que pueden favorecer el reflujo gástrico:

  1. Alimentos grasos: Los alimentos ricos en grasas, como comidas fritas, alimentos procesados y carnes grasas, pueden relajar el esfínter esofágico inferior (EEI) y contribuir al reflujo.
  2. Comidas picantes: Los alimentos muy condimentados o picantes pueden irritar el revestimiento del esófago y el estómago, empeorando los síntomas de reflujo.
  3. Cítricos: Las frutas cítricas como naranjas, limones, limas y pomelos son ácidas y pueden aumentar la acidez estomacal, lo que puede agravar el reflujo.
  4. Tomates y productos de tomate: Los tomates son naturalmente ácidos y pueden desencadenar el reflujo. Esto incluye salsas de tomate, ketchup y pizza.
  5. Menta: Los productos de menta, como chicles y mentas, pueden relajar el EEI y contribuir al reflujo.
  6. Chocolate: El chocolate contiene teobromina y cafeína, que pueden relajar el EEI y aumentar la producción de ácido gástrico.
  7. Cafeína: Bebidas con cafeína, como café, té negro y refrescos de cola, pueden aumentar la acidez estomacal y relajar el EEI.
  8. Alcohol: El alcohol puede relajar el EEI y aumentar la producción de ácido gástrico, lo que puede empeorar el reflujo.
  9. Bebidas carbonatadas: Las bebidas gaseosas, como refrescos, pueden aumentar la presión en el estómago, lo que puede contribuir al reflujo.
  10. Comidas grandes: Las comidas abundantes y las porciones excesivas pueden ejercer presión sobre el estómago, lo que favorece el reflujo.
  11. Comer justo antes de acostarse: Acostarse inmediatamente después de comer puede permitir que los ácidos gástricos fluyan hacia el esófago con mayor facilidad. Trata de esperar al menos 2-3 horas después de comer antes de acostarte.
  12. Ropa ajustada: Usar ropa ajustada alrededor del abdomen puede ejercer presión sobre el estómago y el EEI, lo que aumenta el riesgo de reflujo.
Mi experiencia con SIBO

Mi experiencia con SIBO

Seguro que has oído hablar del síndrome del intestino irritable (SII o IBS, por sus siglas en inglés) .

Pero, ¿has oído hablar alguna vez del SIBO?

En realidad, el SIBO es la principal causa del síndrome del intestino irritable.

Yo tampoco lo sabía. Hasta que el SIBO empezó a arruinarme la vida.

SIBO significa sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado y conlleva muchos efectos secundarios desagradables, como la producción de hidrógeno, metano y/o gas sulfhídrico. Aunque muchas personas experimentan estos gases como síntomas del SII, en realidad también están causando daños en la pared intestinal.

El SII puede estar provocado por muchos factores diferentes, aunque el SIBO es una causa muy común no diagnosticada. De hecho, las investigaciones indican que el SIBO es responsable de hasta el 84% de los casos de SII.

¿Cuáles son los síntomas del sibo?

La SIBO puede ser extremadamente incómoda, con síntomas comunes que se presentan como fatiga, hinchazón, exceso de gases, reflujo ácido, dolor abdominal, calambres, niebla mental y náuseas. Estos síntomas también pueden estar presentes cuando una persona padece síndrome del intestino irritable.

Algunos de los síntomas más graves del SIBO son diarrea o estreñimiento crónicos, pérdida de peso, fatiga y mala absorción, dolor articular, erupciones cutáneas, deficiencia de hierro y vitamina B12. Algunos pacientes sufren incluso síntomas respiratorios, como asma.

En 2017, yo sufría fuertes palpitaciones, me sentía agotada y tenía el fatiga mental. Aunque siempre había tenido una memoria asombrosa, me costaba recordar incluso las cosas más sencillas, como los nombres de las personas. Sabía que algo tenía que ir mal.

Intuitivamente, sentí que el problema podía ser un desequilibrio hormonal, pero mis médicos no querían tomarse en serio mis opiniones, desestimando mi evaluación y dejándome frustrada y confusa.

En un esfuerzo por averiguar qué estaba pasando, investigué por mi cuenta para encontrar la raíz del problema. Para ello, insistí en que me hicieran una prueba tiroidea completa, que incluyera una comprobación exhaustiva de mis anticuerpos tiroideos y mis niveles de vitamina D. (La vitamina D es una prohormona y es vital para el equilibrio hormonal). Cuando me dieron los resultados, pude ver inmediatamente que tenía una deficiencia.

¿Cuáles son las causas del Sibo?

Hay muchas causas del SIBO. A veces, incluso una intoxicación alimentaria puede desencadenarlo. Eso es lo que ocurrió en mi caso. O puede ser algo tan inocuo como una sensibilidad alimentaria lo que puede provocar los síntomas del SIBO o del síndrome del intestino irritable. En muchos casos, la enfermedad también puede estar relacionada con hábitos de vida poco saludables.

Seguí informándome sobre la salud tiroidea y me di cuenta de que hay muchas causas profundas de este trastorno. Un gran porcentaje de personas con tiroiditis de Hashimoto padecen disbiosis intestinal en forma de SIBO y, con el tiempo, descubrí que yo también la padecía.

A menudo estas dos afecciones están inextricablemente unidas, cuando tienes una tiroides lenta puedes tenerlo todo lento, como un bajo nivel de ácido estomacal y enzimas digestivas insuficientes. Esto, a su vez, contribuye al SIBO.

En mi caso, se trataba sin duda de una intoxicación alimentaria. He sufrido varias intoxicaciones alimentarias graves que han requerido hospitalización. Fue entonces cuando empezaron mis problemas de SIBO, y las toxinas de las bacterias de la intoxicación alimentaria habían dañado mi complejo motor migratorio (MMC), impidiendo así que los desechos salieran del cuerpo correctamente.

El MMC se encarga de mover el contenido intestinal a lo largo del aparato digestivo mediante el peristaltismo (las contracciones secuenciales de los músculos del tubo digestivo). Si el peristaltismo no funciona eficazmente, las bacterias pueden quedarse atascadas en el intestino delgado y no ser arrastradas hacia el intestino grueso, lo que da lugar a una población anormalmente grande en el lugar equivocado.

Es entonces cuando se produce el estreñimiento y las bacterias del intestino grueso empiezan a colonizar el intestino delgado alimentándose de azúcares y creando gases e hinchazón.

Esos síntomas, junto con la gastritis y el aumento inexplicable de peso alrededor del vientre fueron mis señales de que algo iba mal.

Las dietas demasiado cargadas de hidratos de carbono simples también son una causa frecuente de SIBO, así como los medicamentos y un estilo de vida estresante. Se necesitan niveles normales de ácido estomacal para eliminar las bacterias, pero quienes padecen estrés crónico son propensos a niveles más bajos de producción de ácido estomacal (hipoclorhidria). El ácido estomacal es un antibiótico natural: mata los bichos transmitidos por los alimentos. Por eso las personas que toman antiácidos son más propensas a las intoxicaciones alimentarias y a los «bichos gástricos».

Aunque los estilos de vida poco saludables suelen ser los culpables, a veces la razón por la que sufrimos los molestos síntomas del SIBO/IBS está mucho más allá de nuestro control. En ocasiones, la culpa es de la estructura anatómica. Algunas personas tienen una malformación de la válvula ileocecal o puede formarse tejido cicatricial/adherencias como consecuencia de una intervención quirúrgica previa, alterando así la anatomía normal del intestino delgado.

Una causa más curiosa de SIBO puede tener su origen en nuestra infancia, donde se produjo la colonización inicial de bacterias malas. Esto es frecuente en pacientes que nacieron por cesárea o no tuvieron la oportunidad de ser amamantados cuando eran bebés.

Todo ello puede causar molestias digestivas que a menudo son indistinguibles unas de otras, lo que hace que la SIBO sea una afección difícil de diagnosticar.

¿Cómo se trata el Sibo?

Una vez diagnosticada la enfermedad, el tratamiento debe centrarse en corregir las causas subyacentes, ya sean dietéticas, quirúrgicas o médicas.

Armada con los resultados de mis pruebas, busqué un médico que sentí que me tomaría en serio y me daría la medicación que necesitaba. Tuve éxito y mis palpitaciones cesaron en tres días.

El siguiente paso de mi viaje fue encontrar un gastroenterólogo que me apoyara, averiguar las opciones de tratamiento/dietas curativas y encontrar la manera de seguir adelante.

Es cierto que hay que ajustar la dieta y el estilo de vida para tratar el SIBO, pero las investigaciones demuestran que el SIBO no puede curarse sólo con cambios en la dieta. El SIBO requiere un tratamiento con antibióticos farmacéuticos o naturales conocidos como antimicrobianos.

Decidí probar los antimicrobianos naturales elaborados con aceites esenciales antibacterianos como la mirra, el orégano, el tomillo y la melisa. Acompañado de una dieta sin gluten, lácteos ni azúcar.

Conocía un análisis de muestras de heces de medicina funcional llamado GI-MAP y el especialista que elegí disponía de él. Esto, junto con una prueba de aliento de lactulosa para SIBO, confirmó que tenía SIBO y sensibilidad al gluten.

A los cuatro meses de tratamiento, me hice otra prueba de aliento para el SIBO y vimos que las cosas habían mejorado mucho, pero aún me quedaba trabajo por hacer: había perdido 6 kilos, me sentía mucho mejor y tenía mejor aspecto.

Ajustamos los antimicrobianos y, tras otras tres semanas de tratamiento, hice otra prueba del aliento y me alegré mucho de saber que ya no tenía SIBO. El eccema que había tenido durante casi cinco años desapareció, al igual que todos los síntomas gastrointestinales, y también mejoraron significativamente mis niveles de energía y la calidad del sueño.

Cambiar la dieta ayuda a mejorar los síntomas del SIBO y, de hecho, puede entrenar al organismo para que cure el intestino.

Hay cuatro dietas populares que han demostrado su eficacia en el tratamiento del SIBO.

  • Bifásica
  • GAPS
  • Específica para el SIBO
  • Baja en FODMAP

Hablaremos más detenidamente de ellas en próximas entradas.

Espero que mi experiencia sirva de ayuda para que muchas más personas puedas encontrar el camino a la sanación 🙂

Dieta SIBO: ¿Qué alimentos comer y no comer con SIBO?

Dieta SIBO: ¿Qué alimentos comer y no comer con SIBO?

El SIBO es un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. Algunas personas con SIBO utilizan una dieta de eliminación para buscar conexiones entre los alimentos que comen y sus síntomas de SIBO.

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) se produce cuando las bacterias que suelen crecer en una parte del tubo digestivo, como el colon, crecen en el intestino delgado.

Entre los factores de riesgo de desarrollar SIBO están la toma de inhibidores de la bomba de protones u opiáceos, la cirugía gástrica, las lesiones nerviosas del intestino delgado o un fallo de la válvula ileocecal.

Si no se trata, la SIBO puede causar síntomas como dolor, diarrea y desnutrición (debido a la pérdida de los principales nutrientes del organismo). En casos raros, puede producirse una afección neurológica grave llamada acidosis D-láctica.

Los antibióticos son la primera línea de tratamiento para la SIBO.

En algunos casos, el médico también puede prescribir una dieta líquida denominada dieta elemental. Una dieta elemental sustituye temporalmente todos los alimentos y bebidas por una bebida nutritiva de fácil absorción para tu organismo. Esta dieta debe llevarse a cabo con la supervisión de un médico.

Limitar ciertos tipos de alimentos o cambiar tu patrón alimentario puede impedir que el SIBO reaparezca después del tratamiento.

Dieta SIBO

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Para buscar vínculos entre los alimentos y los síntomas del SIBO, algunas personas siguen una dieta de eliminación a corto plazo, seguida de una cuidadosa reintroducción gradual de los alimentos eliminados.

Una dieta de eliminación es una herramienta que puede ayudarte a saber si determinados alimentos están asociados a tus síntomas de SIBO. Sin embargo, no puede sustituir a otros tratamientos que se te prescriban para controlar el SIBO u otras afecciones asociadas.

La mayoría de las dietas propuestas para el SIBO reducen tu ingesta de alimentos fermentados por las bacterias intestinales. Estos pueden incluir:

  • alimentos ricos en fibra
  • alcoholes de azúcar, un tipo de edulcorante bajo en calorías
  • sucralosa, un edulcorante artificial sin calorías
  • inulina y otros prebióticos

Una opción es una dieta baja en FODMAP, que son carbohidratos difíciles de digerir que fermentan las bacterias intestinales del colon.

Las dietas restrictivas, como las dietas de eliminación, están pensadas para ser temporales

¿Qué es una dieta FODMAP?

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Una dieta FODMAP es un enfoque dietético diseñado para aliviar los síntomas de ciertos trastornos gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable (SII) y otras condiciones relacionadas con la sensibilidad a ciertos carbohidratos fermentables. El acrónimo FODMAP representa los grupos de carbohidratos fermentables que se eliminan o reducen en esta dieta:

  • Fermentable: Estos carbohidratos son fermentados por bacterias intestinales, lo que puede producir gases en el intestino.
  • Oligosacáridos: Incluyen fructanos y galacto-oligosacáridos (GOS). Se encuentran en alimentos como trigo, cebolla, ajo y legumbres.
  • Disacáridos: Principalmente la lactosa, presente en productos lácteos como leche, yogur y algunos quesos.
  • Monosacáridos: Principalmente la fructosa, que se encuentra en frutas como manzanas, peras y mangos, así como en miel y algunos endulzantes.
  • Polioles: Son alcoholes de azúcar que se encuentran en algunos edulcorantes y ciertas frutas como las ciruelas y las cerezas.

Para muchas personas con SII y otras condiciones gastrointestinales, estos carbohidratos fermentables pueden no ser bien absorbidos por el intestino delgado, lo que lleva a síntomas incómodos como hinchazón, gases, distensión abdominal, diarrea o estreñimiento, y malestar general.

La dieta FODMAP implica eliminar o limitar alimentos ricos en estos carbohidratos fermentables durante un período específico, generalmente de 2 a 6 semanas. Después de este período de eliminación, se reintroducen gradualmente los grupos de FODMAP uno por uno para identificar cuáles son los que desencadenan los síntomas en cada individuo. De esta manera, se puede personalizar la dieta para evitar solo los alimentos específicos que causan problemas, mientras se mantienen aquellos que son bien tolerados.

Si quieres saber más sobre esta dieta, te recomiendo encarecidamente este libro: Dieta Antiinflamatoria, Ayuno Intermitente y Dieta Fodmap.

Alimentos que debes evitar con SIBO

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Algunos síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) pueden mejorar con una dieta baja en FODMAP. Los estudios han demostrado que reduce la hinchazón y el dolor abdominales.

Dado que muchas personas con SII también padecen SIBO, a veces se les recomienda una dieta baja en FODMAP.

Las principales categorías de FODMAP y por tanto alimentos a evitar con SIBO son:

  • fructosa, azúcares simples que suelen encontrarse en las frutas y algunas verduras, la miel y el néctar de agave
  • lactosa, una molécula de azúcar presente en los productos lácteos
  • fructanos, un compuesto de azúcar que se encuentra en los productos con gluten, las frutas, algunas verduras y los prebióticos
  • galactanos, un compuesto presente en algunas legumbres
  • polioles, alcoholes de azúcar utilizados a menudo como edulcorantes bajos en calorías

Entre los alimentos que contienen mayores cantidades de FODMAP están:

  • jarabe de maíz rico en fructosa
  • néctar de agave
  • miel
  • gaseosas y refrescos
  • ajo
  • cebollas
  • espárragos
  • calabaza
  • coliflor
  • alcachofas
  • judías
  • manzanas
  • frutos secos
  • salchichas
  • yogur de sabores
  • helado
  • cereales azucarados
  • cebada
  • centeno
  • cereales
  • guisantes
  • manitol
  • sorbitol

Cada persona reacciona a estos alimentos de forma diferente. Aunque algunos FODMAP te provoquen síntomas, otros alimentos que contienen FODMAP pueden no hacerlo.

Una dieta baja en FODMAP es sólo un ejemplo de dieta de eliminación para la SIBO. 

Alimentos que debes comer

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Si estás evitando los FODMAP durante la dieta de eliminación, la lista de alimentos que debes evitar puede ser restrictiva. Pero aún hay una serie de alimentos que puedes disfrutar mientras sigues esta dieta temporal.

Algunos alimentos contienen cantidades bajas de FODMAP en raciones pequeñas, pero pueden limitarse porque raciones mayores aumentarían los FODMAP. Algunos de los alimentos aceptables para una dieta baja en FODMAP son:

  • carne
  • pescado
  • huevos
  • galletas sin gluten
  • avena
  • cereales sin azúcar (elaborados con granos bajos en FODMAP)
  • calabaza espagueti y calabazas de verano
  • brócoli (sólo las cabezas, menos de 3/4 de taza)
  • verduras de hoja verde
  • zanahorias
  • arroz o fideos sin gluten
  • aceitunas
  • cacahuetes
  • patatas
  • calabaza
  • quinoa
  • semillas
  • algunas frutas (arándanos, uvas, naranjas y fresas)

Perspectivas

Una dieta de eliminación para el SIBO puede ayudarte a identificar los alimentos que provocan tus síntomas digestivos. Sin embargo, una dieta de eliminación no es un tratamiento para el SIBO. No deben ignorarse los métodos de tratamiento tradicionales.

Antes de incorporar cualquier cambio dietético a tu plan de tratamiento, comenta tus opciones con tu médico.

Si tus síntomas empiezan a empeorar con un cambio de dieta, busca atención médica inmediata.

Guía completa sobre SIBO y su tratamiento: síntomas y remedios caseros

Guía completa sobre SIBO y su tratamiento: síntomas y remedios caseros

Es un error común pensar que todas las bacterias son peligrosas para el ser humano; es fácil pensar eso cuando prácticamente todos los productos de limpieza, desinfectantes y desinfectantes alardean de su capacidad para destruir bacterias. 

Algunas bacterias pueden incluso producir toxinas que dañan tus células y contribuyen a diversas enfermedades. Sin embargo, no todas las bacterias son malas para ti; de hecho, tu cuerpo depende de algunas bacterias para funcionar correctamente. 

Probablemente ya sepas que tu cuerpo está formado por varios billones de células. Los aproximadamente 30 billones de células del ser humano medio desempeñan papeles minúsculos pero muy cruciales en el funcionamiento general de tu cuerpo. Estos «bloques de construcción de la vida» proporcionan estructura a tu cuerpo, convierten los nutrientes en energía y realizan funciones especializadas según su ubicación. 

El Síndrome del Intestino Irritable con Sobrepoblación Bacteriana (SIBO) es una condición en la que la microbiota intestinal experimenta desequilibrios, lo que puede contribuir a síntomas gastrointestinales incómodos.

Lo que quizá no sepas es que tu cuerpo también alberga unos 39 billones de microbios, entre bacterias, virus y hongos. Estos pequeños organismos son esenciales para una vida sana, ya que realizan varias funciones corporales importantes. Por ejemplo, el sistema inmunitario depende de las células microbianas, ya que ayudan a evitar las infecciones, neutralizan las toxinas y protegen a las demás células del organismo. 

¿Qué es el SIBO?

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) se produce cuando hay un aumento anormal de bacterias colónicas en el intestino delgado, lo que altera la microbiota. Cada parte del tubo digestivo requiere bacterias distintas para realizar las funciones necesarias. 

Las bacterias colónicas son necesarias para el intestino grueso (colon), que viene después del intestino delgado en la digestión. 

La relación entre el SIBO y la microbiota es fundamental, ya que un desequilibrio bacteriano en el intestino delgado puede afectar la absorción de nutrientes y contribuir a la inflamación crónica, exacerbando los síntomas en las personas afectadas.

Sin embargo, cuando las bacterias van donde no deben y se cuelan en el intestino delgado, pueden causar un desequilibrio en el delicado ecosistema de tu tubo digestivo. Los microorganismos presentes en la microbiota intestinal experimentan un desequilibrio que puede desencadenar síntomas gastrointestinales.

El SIBO puede ser difícil de rastrear, y no está claro hasta qué punto es frecuente entre personas generalmente sanas. El principal indicador del SIBO es el síndrome del intestino irritable (SII). La frecuencia del SIBO en pacientes con SII oscila entre el 4% y el 78%, ya que la mayoría de los estudios indican que ambas afecciones están relacionadas. 

El SII se considera el mayor factor de riesgo de SIBO, pero dista mucho de ser el único. Otras afecciones médicas que pueden aumentar las probabilidades de desarrollar SIBO son:

  • Alergias
  • Artritis
  • Enfermedad celíaca
  • Insuficiencia renal crónica
  • Cirrosis hepática
  • Cáncer de colon
  • Enfermedad de Crohn
  • Diabetes
  • Fibromialgia
  • Trastornos por inmunodeficiencia 
  • Linfoma intestinal
  • Lupus
  • Pancreatitis
  • Esclerodermia 

Además de estas afecciones, la edad avanzada, la cirugía gástrica, las lesiones intestinales y la radioterapia abdominal pueden contribuir al desarrollo del SIBO.

Los microorganismos, como bacterias y arqueas, pueden proliferar de manera excesiva en el intestino delgado en casos de SIBO, perturbando la microbiota y causando malestar abdominal, flatulencia y otros síntomas.

¿Cuáles son los síntomas del SIBO?

Los síntomas del SIBO son muy similares a los de otras afecciones digestivas. Por ello, puede resultar difícil diagnosticar el SIBO

Éstos son algunos de los síntomas más comunes del SIBO. La intensidad, la frecuencia y el número de síntomas que experimentes variarán en función de la gravedad de tu enfermedad: 

  • Dolor e hinchazón abdominal
  • Pérdida de apetito
  • Distensión abdominal
  • Estreñimiento
  • Calambres
  • Depresión
  • Diarrea
  • Fatiga
  • Sensación de estar demasiado lleno
  • Gases
  • Indigestión
  • Desnutrición
  • Náuseas
  • Heces blandas, malolientes y llenas de mucosidad
  • Mareos
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Debilidad

Remedios naturales para el SIBO

La mayoría de los casos de SIBO se tratan con una combinación de varios antibióticos recetados. El problema es que a menudo el SIBO puede reaparecer una vez concluido el tratamiento antibiótico. 

Es especialmente probable que el SIBO reaparezca cuando existe una predisposición subyacente al SIBO. Por eso, se suele sugerir que se hagan algunos cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a disminuir la gravedad y la probabilidad de experimentar SIBO.

Estos son ocho remedios naturales que pueden ayudar a mantener a raya el SIBO:

Dieta elemental

El primer paso para tratar el SIBO suele ser «matar de hambre» a las bacterias de tu intestino delgado. Eso no significa que debas ayunar o matarte de hambre. En su lugar, puedes adoptar una dieta que permita que los nutrientes se absorban más fácilmente en el organismo. Esta es una forma eficaz de lograr este objetivo.

Este tipo de alimentación, no contienen fibra dietética ni probióticos que estimulen el crecimiento de bacterias adicionales. También hay una severa restricción del número de proteínas de origen vegetal y animal, y no contienen gluten. 

La mayoría de este tipo de alimentaciones se basan en líquidos; beberás fórmulas predigeridas. El propósito es proporcionar a tu cuerpo los nutrientes esenciales que necesita sin necesidad de que las bacterias de tu intestino te ayuden a extraer los nutrientes de los alimentos. 

Las dietas elementales sólo se recomiendan durante unas semanas, pero pueden ser un primer paso esencial para tratar el SIBO.

Dieta keto

Las bacterias se alimentan y crecen principalmente a partir de los hidratos de carbono de tus alimentos. Lo último que quieres hacer al tratar el SIBO es producir más bacterias intestinales aún más fuertes

El problema es que los carbohidratos están en una gran variedad de alimentos. Por lo tanto, puedes adoptar el keto para restringir severamente tu ingesta de carbohidratos. 

La dieta cetogénica se basa en el concepto de sustituir los carbohidratos por grasas saludables. Los carbohidratos son un macronutriente esencial, por lo que no los sustituirás por completo. Sin embargo, el objetivo es limitar tu ingesta de carbohidratos a menos de 20 gramos de carbohidratos al día. 

Si quieres empezar con el keto, te recomiendo comenzar con el libro de Ariadna Grau, Dieta keto: Restablece tu metabolismo, libérate del azúcar y gana salud para siempre.

Dieta baja en Fodmap

Adoptar una dieta baja en FODMAP es una solución alternativa a la dieta keto. En lugar de centrarse ampliamente en los hidratos de carbono, el FODMAP reduce los azúcares no digeribles y de cadena corta (también conocidos como carbohidratos) que favorecen el crecimiento bacteriano. 

FODMAP es el acrónimo de «oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables». 

Si sigues una alimentación baja en FODMAP, eliminarás los siguientes alimentos:

  • Los oligosacáridos están en verduras como las alcachofas, el brécol, las cebollas, los puerros, el ajo, la col rizada y la col, así como en las judías, los frutos secos, el trigo, el centeno y algunas frutas.
  • Los disacáridos están en productos lácteos como la nata, el queso, el helado, la leche y el yogur.
  • Los monosacáridos están en frutas y edulcorantes como el néctar de agave, el jarabe de maíz de alta fructosa y la miel.
  • Los polioles están en las frutas y verduras, así como en los edulcorantes artificiales.

Si quieres más información, te recomiendo encarecidamente este libro, que te permitirá empezar de una manera muy sencilla en este tipo de dieta.

Terapia hierbal

Utilizar las propiedades curativas naturales de ciertas hierbas puede ser un método eficaz para tratar los síntomas del SIBO. Los mejores suplementos herbales para el SIBO tienen un alto contenido en propiedades antimicrobianas. 

Es probable que necesites tomar una combinación de varios suplementos herbales durante unos meses para eliminar adecuadamente el sobrecrecimiento bacteriano. 

He aquí algunas de las hierbas más utilizadas que pueden favorecer una flora intestinal positiva:

  • Alicina (presente en el ajo).
  • Agracejo
  • Berberina
  • Aceite de trébol o clavo
  • Coptis chinensis
  • Extracto de hoja de olivo
  • Raíz de uva de Oregón
  • Hoja o aceite de orégano
  • Cáscara de granada
  • Propóleo
  • Aceite de tomillo

Suplementos nutritivos 

Uno de los efectos más peligrosos del SIBO es que puede provocar carencias de nutrientes. El SIBO impide que el intestino delgado funcione correctamente e inhibe la absorción de nutrientes. Es probable que estés desnutrido y sufras una carencia de múltiples nutrientes esenciales. 

Las vitaminas son nutrientes esenciales que desempeñan varias funciones clave en tu salud general. Si padeces SIBO, puedes tener una deficiencia de vitaminas A, B12, D, E o K

Los minerales son otro tipo de nutrientes esenciales que mantienen el buen funcionamiento de tu organismo. Los casos de SIBO han dado lugar a carencias de calcio, cobre, hierro, magnesio o zinc. 

Enzimas digestivas

Las enzimas digestivas existen de forma natural en la saliva, el páncreas, el hígado, la vesícula biliar y el revestimiento intestinal. Varios alimentos, como los plátanos, las piñas, los mangos, los aguacates y la miel, contienen enzimas digestivas

Hay tres enzimas digestivas principales, y cada una tiene una finalidad distinta:

  • La proteasa descompone las proteínas
  • La lipasa descompone la grasa
  • La amilasa descompone los hidratos de carbono

Los suplementos de enzimas digestivas pueden ayudar a tratar el SIBO de varias maneras. Pueden reducir los síntomas, mejorar la absorción de nutrientes y permitirte ampliar tu dieta. 

Resumen

El SIBO puede ser un trastorno muy incómodo. Puedes tener SIBO durante mucho tiempo antes de que aparezca ningún síntoma. Si experimentas síntomas de SIBO frecuentes o graves, es aconsejable que visites a un médico; tu profesional puede ayudarte a identificar la afección subyacente causante y recomendarte opciones de tratamiento. 

Tratar el SIBO a menudo no significa que vaya a curarse para siempre. Utilizar una combinación de hierbas, enzimas, MCT, suplementos nutritivos y probióticos, evitando al mismo tiempo los alimentos desencadenantes del SIBO, puede ayudar a mantener a raya los síntomas.

¿Qué es SIBO?

¿Qué es SIBO?

¿Has experimentado alguna vez una hinchazón tan fuerte que no puedes abrocharte los pantalones? Si experimentas gases o hinchazón abdominal con regularidad o te han diagnosticado SII, es muy probable que padezcas sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO)

Aunque no experimentes síntomas extremos como la hinchazón abdominal, cualquier hinchazón no es normal. La hinchazón es un signo de inflamación intestinal, que es uno de los síntomas más frecuentes del SIBO. Pero seguro que te estás preguntando, ¿qué es el SIBO?

Índice de contenido

¿Qué es SIBO?

Síntomas del SIBO

¿Qué causa el SIBO?

Prueba SIBO

¿Qué es SIBO?

El SIBO, también conocido como Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado, es básicamente lo que describe su nombre. Las bacterias de tu intestino delgado se desequilibran y crecen en exceso, en lugar de vivir en un estado equilibrado.  

De hecho, me gusta pensar en tu microbioma como en una selva tropical, con muchas especies diferentes que conviven en armonía. Juntas, estas especies desempeñan un papel vital en tu sistema inmunitario, la función tiroidea, la salud ósea y la salud en general. 

La mayoría de tus bacterias intestinales están destinadas a estar en el intestino grueso y el colon. Allí ayudan a descomponer los alimentos, sintetizar las vitaminas y eliminar los residuos. 

Sin embargo, los medicamentos o una dieta inadecuada pueden desequilibrar tu selva. Cuando esto ocurre, las bacterias que normalmente se encuentran en el intestino grueso y el colon crecen en exceso y colonizan el intestino delgado, lo que provoca síntomas de SIBO. 

Además, el intestino está recubierto de forma natural por una mucosidad que lo lubrica y protege. Sin embargo, el crecimiento excesivo de bacterias intestinales puede dañar el revestimiento mucoso del intestino. La mucosa dañada crea una oportunidad para que las biopelículas bacterianas -o grupos de microorganismos que están protegidos por una capa de baba protectora- se adhieran a tu pared celular, haciéndolas más difíciles de controlar.

Síntomas del SIBO

Un exceso de flora bacteriana buena o mala en el intestino delgado produce una serie de síntomas gastrointestinales que interfieren en tu proceso digestivo normal. Los síntomas del SIBO pueden ir desde un desequilibrio digestivo hasta enfermedades crónicas y afecciones autoinmunes. He aquí los principales síntomas que puedes experimentar:

Gases, hinchazón y diarrea

Una vez en el intestino delgado, las bacterias se alimentan de alimentos no digeridos y producen metano o hidrógeno, dependiendo del tipo de bacteria que crezca en exceso. Hablaré más del hidrógeno frente al metano dentro de un rato.

Dolor abdominal

El crecimiento excesivo de bacterias del intestino delgado provoca inflamación en el tubo digestivo, lo que puede dar lugar a síntomas dolorosos como dolor abdominal y calambres,

Estreñimiento (mucho menos frecuente que la diarrea)

El SIBO puede alterar la flora intestinal natural, lo que afecta a tu capacidad de eliminar residuos

Síndrome del Intestino Irritable (SII) o Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII)

Los síntomas de la SIBO son muy similares a los del SII. De hecho, un estudio demostró que casi el 80% de las personas con SII también tenían SIBO. Cuando se trató el SIBO, casi la mitad de los pacientes experimentaron una mejoría de su SII. 

Intolerancias alimentarias

Intolerancias como el gluten, la caseína, la lactosa, la fructosa y, sobre todo, la intolerancia a la histamina: El SIBO provoca dismotilidad, que inhibe tu capacidad para digerir correctamente los alimentos y permite que tanto los alimentos como las bacterias permanezcan más tiempo en tu aparato digestivo, lo que agrava aún más la inflamación. 

Enfermedades crónicas

Enfermedades como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, la diabetes, los trastornos neuromusculares y las enfermedades autoinmunes: a medida que tu intestino sigue agujereado y cada vez escapan más partículas al torrente sanguíneo, tu sistema inmunitario envía una oleada tras otra de inflamación. 

Al final, se sobrecarga y empieza a disparar con menos precisión. Además, muchas partículas que ahora inundan tu torrente sanguíneo se parecen a los propios tejidos de tu cuerpo. Tu sistema inmunitario crea anticuerpos contra estas sustancias, que atacan por error a tus tejidos en un fenómeno denominado mimetismo molecular.

Deficiencias de vitaminas y minerales

Deficiencias, incluidas las vitaminas A, B12, D y E: cuando tu revestimiento intestinal está deteriorado, tu capacidad para absorber nutrientes se ve afectada. Así que, aunque ingieras muchas vitaminas y minerales en tu dieta, pueden estar pasando directamente a través de tu organismo sin aportar ningún beneficio y creando deficiencias nutricionales.

Malabsorción de grasas

Cuando tienes SIBO, los ácidos biliares responsables de la descomposición y absorción de las grasas son deficientes, lo que da lugar a unas heces de color pálido que también son voluminosas y malolientes

Rosácea y otras erupciones cutáneas

El crecimiento excesivo de bacterias del intestino delgado daña el revestimiento intestinal, lo que provoca la liberación de citocinas (reguladores de las respuestas inmunitarias del huésped que promueven reacciones inflamatorias) que dan lugar a la inflamación de la piel.

¿Qué causa el SIBO?

Después de que las enzimas descompongan los alimentos, éstos viajan por el aparato digestivo desde el estómago hasta el intestino delgado. En un intestino sano, las bacterias pasan por el tubo digestivo junto con nuestra comida hasta el colon. Por desgracia, este proceso puede verse alterado por una serie de factores de riesgo, como:

    • Nervios o músculos dañados en el intestino, que dan lugar a bacterias sobrantes en el intestino delgado. Por ejemplo, tanto la diabetes mellitus como la esclerodermia pueden afectar a los músculos del intestino, dejando espacio para que se desarrolle el SIBO.

    • Las obstrucciones físicas en el intestino, como las cicatrices de intervenciones quirúrgicas o la enfermedad de Crohn y los divertículos (pequeñas bolsas que pueden formarse en la pared del intestino delgado) pueden acumular bacterias en lugar de pasarlas al colon, que es donde deben estar.

    • Los medicamentos que influyen en la flora intestinal normal o la alteran, como los antibióticos, los fármacos que bloquean la acidez y los esteroides. 

    • Una dieta rica en azúcar, hidratos de carbono refinados, alcohol y otros alimentos ricos en carbohidratos que comas o bebas.

¿Tienes síntomas de SIBO o de SII?

Debido a las muchas formas en que se manifiestan los síntomas del SIBO en distintas personas -a veces sin mostrar ningún signo físico-, a menudo no se diagnostican. Se calcula que entre el 6 y el 15% de las personas sanas y asintomáticas, y aproximadamente el 80% de las personas con SII, padecen en realidad un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Prueba SIBO

Antes de explicarte las pruebas de laboratorio más eficaces y precisas para detectar la SIBO, recapitulemos los dos tipos diferentes de sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, para que puedas comprender su función en las pruebas.

Cuando tienes un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, los carbohidratos que comes pueden fermentar antes de descomponerse. Este proceso de fermentación libera gas hidrógeno, por lo que las personas que experimentan síntomas de SIBO suelen presentar niveles elevados de hidrógeno en el tubo digestivo. 

    • SIBO de hidrógeno: El SIBO de hidrógeno dominante o de hidrógeno se diagnostica por un aumento suficiente de hidrógeno en una prueba de aliento. Esta forma de sobrecrecimiento bacteriano también se conoce como SIBO propenso a la diarrea, ya que los subproductos de la fermentación de los hidratos de carbono crean un efecto similar a la ósmosis, atrayendo agua al intestino y provocando diarrea.  Además, el SIBO hidrópico puede dañar la mucosa intestinal, creando una deficiencia de lactasa. La lactasa es la enzima que utilizamos para descomponer y digerir la lactosa. Ésta es otra razón por la que las intolerancias alimentarias repentinas son un signo de una infección intestinal subyacente.

    • Metano SIBO: La SIBO también puede provocar un aumento de los niveles de metano. Como el hidrógeno alimenta a unos organismos unicelulares de tu intestino llamados arqueas, éstos producen metano. Esto puede reducir tus niveles de hidrógeno, lo que explica por qué puedes tener un resultado falso negativo en la prueba de hidrógeno en el aliento y seguir teniendo SIBO de metano.

Si tienes sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado y tu síntoma principal es el estreñimiento, es probable que tengas SIBO metano.

Lo ideal es que las pruebas de laboratorio identifiquen qué tipo de SIBO tienes (hidrógeno o metano), ya que ambos responden de forma diferente a las distintas opciones de tratamiento.

¿Qué prueba SIBO te pueden realizar?¿Cuál es el mejor test SIBO?

Prueba del aliento

Ésta es sin duda la prueba de referencia cuando se trata de una prueba de SIBO. Es la más precisa y determina si el sobrecrecimiento bacteriano es dominante en hidrógeno o metano. Sin embargo, puede ser un poco engorrosa.

Para esta prueba, tienes que ayunar durante 12 horas y respirar en un pequeño globo para medir los niveles basales de hidrógeno y metano. Después, ingieres una cantidad precisa de azúcar para alimentar a las bacterias y repites las muestras de aliento cada 15 minutos durante 3 o más horas para ver si aumentan los niveles de hidrógeno o metano.

Si tus niveles de hidrógeno son elevados, es probable que tengas SIBO de hidrógeno. Sin embargo, que un gas sea dominante no significa que sólo esté presente un tipo de gas. Puedes tener presentes ambos tipos de gas, sólo que uno es más predominante.

Te recomiendo el test de aliento de VivoLabs.

Prueba de disbiosis Organix

Esta prueba SIBO de medicina funcional analiza la orina en busca de subproductos de levaduras o bacterias en el intestino delgado. Si tu intestino delgado alberga un crecimiento excesivo de levaduras o bacterias, aparecerán subproductos en la orina que indicarán su presencia. Esta prueba es mucho más fácil para los pacientes y sólo requiere una única muestra de orina. Sin embargo, no determina si tu sobrecrecimiento bacteriano es hidrógeno o metano dominante.

Podrás fácilmente comprobar si tienes SIBO mediante esta prueba de disbiosis de VivoLabs.

En posteriores entradas veremos cómo puedes tratar desde ya el SIBO, si sospechas que lo tienes.